lunes, 22 de marzo de 2010

Los médicos no nos pueden enseñar a dar malas noticias

Uno de los actos más complicados y desagradables al que se enfrenta cualquier médico es el de dar a sus pacientes malas noticias. "El País" abre hoy su sección de Sociedad con un interesante reportaje en el que se describe las carencias de los facultativos en un campo tan básico y fundamental para el desarrollo de su actividad.

A modo de ejemplo, los datos de los enfermos que acceden a la unidad de paliativos del hospital de la Santa Creu i Sant Pau. "De los 600 que llegan cada año, todos ellos personas en situación terminal, el 45% que su tumor está tan avanzado que no tiene curación. Es decir, a todas estas personas ningún médico les ha expuesto con claridad su estado de salud o, si lo ha hecho, el mensaje no ha llegado correctamente a su destinatario".

En el mismo reportaje, se cita que en encuestas realizadas a personal sanitario, "el 90% sostiene que les gustaría tener una buena información en el caso de que le sucediera algo grave. Pero, paradójicamente, cuando a los mismos profesionales se les pregunta si ellos mismos informarían a un ser querido, la tasa se desploma a porcentajes entre el 40% y el 50%".